Veo con tristeza y cierta preocupación cómo cada año cae la tasa de usuarios de Firefox.
Aquel navegador que a principios de los 2000 acabó con el monopolio del infame Internet Explorer y ayudó a la creación de los estándares de Internet. La web libre, accesible y sin limitaciones para todos y todas.
Hoy veo ese navegador cada vez más sepultado por el aplastante dominio de Google y (en menor medida) las modas de nuevos navegadores que han ido surgiendo y que no dejan de ser un Chrome disfrazado con aditivos.
Seguramente, en los últimos años Mozilla no ha sabido hacer llegar a Firefox al usuario común, y de alguna forma está quedando para ese nicho de nerds que aún se preocupan por la privacidad y los derechos en Internet.
Desde hace años, Mozilla podría haber seguido el rumbo de todos los demás, partir de una base Chromium, ponerle un vestido bonito, añadirle algunos complementos atractivos y a funcionar…
Pero decidió seguir invirtiendo tiempo y recursos a su motor Gecko, que hay que recordar, es la única alternativa al monopolio de Google en la Web.
Chrome es el Internet Explorer de hoy, donde la Web se vuelve privativa, llena de anuncios, rastreadores, DRMs, e IAs que contestan tus preguntas obteniendo la información de las webs que indexan y que ya no es necesario visitar.
Espero que Mozilla cambie de estrategia, sin renunciar a su lucha por la privacidad, pero que vuelva a ilusionar tanto al usuario común, como a aquellos que se han sentido traicionados por según qué decisiones (y que me pregunto a qué alternativa han recurrido).
Abanderar la privacidad está muy bien, pero siendo realistas, al usuario común no le importa la privacidad. Pero dile que con Firefox podrá ver Youtube sin anuncios e incluso con la pantalla del móvil bloqueada y verás cómo la cosa cambia…

Foto de Oleh Morhun en Unsplash
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